I gotta a feeling...

Como es habitual, el viernes en la noche presta a salir a parrandear y a distenderme un poco con las chicas, ya tenia la buena sensación de la noche que iba a vivir yendo a una fiesta en donde por quinta vez el máximo exponente era el ritmo electrónico, últimamente tan de moda. Por entonces, el stress y las ganas acumuladas de bailar hasta el amanecer, esa noche eran mías, y más aun si la fauna masculina estaba liderada por un Dj francés que habla inglés y que solo pasa temas conocidos pero remixados para bailar sin parar.

Así que me predispuse escapar cuanto antes de la clase de Comunicación Política, que ya había terminado, para ir en busca de “la profe”, una nueva amiga que se había agregado, sin querer queriendo, al clan de los viernes sagrados. Lo simpático es que la profe, como le digo, por ser mi entrenadora de gimnasio, me cayó tan bien por dos razones; una, por la sutileza con la que me tortura con los ejercicios y dos, porque que a éstas alturas ya me considero 100 % masoquista y hasta me hago amiga de mi verdugo y sin rencor.

Cuando por fin despegamos hacia donde sería la gran fiesta en cuestión, y donde nos reuniríamos más tarde con las demás chicas en la República de Luque o Luquemburgo, como le dicen sus moradores, me atreví a preguntarle a la profe, como para hacer conversación, que tal el animo para esta noche? Y me responde: genial! Nos vamos de cacería!, es decir, las chicas y yo, porque vos ya no podés. WHAT??

Obviamente se estaba refiriendo al Triste, su nombre se estaba apoderando de mi sagrado viernes y asegurándose de que esa noche nuevamente sea 100 % monógama. No me lo recuerdes, le dije, soy consiente de ello y lo disfruto, pero como él no quiso acompañarnos esta noche, no podré dejar de observar, dije sonriendo.

Lo primero que hicimos al llegar al local en cuestión, fue estudiar todos los detalles del lugar, sean estos, en orden de importancia, cantina, baño, escenario, hasta encontrar un lugarcito donde acomodarnos, por decirlo de alguna manera, esperando ya la hora de escuchar al dj francés y familiarizándonos de todo el ambiente que se generaba con el ritmo que traía, no quedaba más que empezar a beber y mover el cuerpo tomando conciencia de que era una noche espléndida llena de estrellas. Claro, con el calor que hacía, la fiesta fue todo un éxito al aire libre, lo cual propiciaba aun más ingerir bebidas espirituosas bien heladas.

Tal es así que seguí al pie de la letra la única regla que socialmente, por mi condición de monógama, se me esta permitida romper y empecé a beber a sabiendas que debía manejar, alegando que para la hora de salida del evento ya no habría más controles, lo cual admito, no fue nada inteligente de mi parte, ya que no contaba con que “la hora de salida” a esta edad no significaba lo mismo para mí, que para mi cuerpo, y era muy arriesgado porque esa noche todos los zorros se pusieron de acuerdo para “protegernos” de nosotros mismos. Pero no hubiese conocido el lado competitivo de Lalita, digno de un campeón de rally, quien, sin modestia pisaba fondo del acelerador de Blanquita, como le llama a su Maruti, que en un momento dado se empacó y quiso desistir de llevarla a su casa, de tantos golpes que recibió al ser llevada por las accidentadas calles alternativas que usamos para desviar controles. Paró el motor, pero yo que también iba en Maruti y me jacto ya de conocerlos bastante, probé con la perilla que ayuda a inyectar combustible de manera manual, llámese “cebador”, y arrancó, cual turbo roncando para llegar a la meta. Muy dentro mío, le agradecí. Blanquita, una vez más se portó y no tuvo nada que envidiarle al mejor carting, a pesar de que yo estaba muy preparada, contando con mi cable de remolque recién comprado por si las dudas, pero no tan ansiosa de inaugurarlo.

Todo eso sucedió por querer alcanzar a dos camionetas que aparentemente conocían la alternativa para huir de los controles, sin percatarnos de que iban en dirección contraria, por lo tanto entramos en la boca del lobo, ni sabíamos donde estábamos, hasta que Lali se animó y se acercó para dialogar con el chofer de una de las camionetas que había parado el motor en una intersección de no se qué calle, interpretando mi bocinazo como un S.O.S., amablemente se quedó y nos orientó como salir.

Finalmente, siguiendo el camino alternativo que nos llevaría a la meta, nuestra casa, llegamos a un servicentro para descansar y pasar un poco todo el susto que habíamos vivido hasta esa hora, por ir contra las reglas, hasta que al emprender nuevamente nuestro camino, me percato de que Blanquita sufrió un bajón como decidida a no llevarnos a la meta, una rueda se pinchó. Lógicamente como somos chicas cosmopolitas y preparadas, pusimos manos a la obra y a cambiar la rueda, pero muy amablemente, uno de los muchachos del servicentro se ofreció a ayudarnos, habiéndose percatado de que no teníamos fuerza para sacar las tuercas y el gato hidráulico estaba al revés. Tal fue la sorpresa, que lili dijo - a veces los hombres hacen falta- a veces? pregunté, siempre! afirmé, asintiendo con una sonrisa al amable caballero que nos había salvado la noche. En realidad no quería que desista de ayudarnos, sólo porque somos chicas independientes y a mi amiga se le ocurrió hacer un comentario feminista justo a la hora de necesitar a un machista!.

Llegamos a casa con el sol, sanas y salvas tocando bocinas, cual campeonas de rally, y por fin, cada una a su cucha a descansar que el fin de semana recién empieza. Agradeciéndole a Dios de que pueda contar la historia, me acurruco en la cama, y de mi cabeza no sale la tan pegada frase I gotta feeling... That tonight's gonna be a good night…

Fix you...

Quién tiene la culpa de que no vaya al concierto de Coldplay?. Según Lalita, el Triste, porque lo escucho demasiado y por ende hago lo que a él más le conviene, o lo que quiere.

Pero a decir verdad y discrepando absolutamente con Lalita, presumía que al Triste lo haría feliz deshacerse de mi por lo menos unas semanas, qué se yo, respirar el aire de la soltería un poco más antes de caer en la red, ya que para mi ese viajecito representaba la despedida de la tan rechazada soltería, yéndonos de pinta con Lalita, claro, además de conocer la hermosa y enigmática ciudad de Buenos Aires, por fin.

Pero bueno no todo lo que se planea siempre sale bien, sería la frase más rebuscada y adecuada para justificar la catástrofe de habernos quedado sin las entradas para el concierto de Coldplay, que para Lalita, comprensiblemente, era de remate.

Ya hasta me imaginaba sus ojos clavándome como panoplia en el corazón, y yo que inocentemente repetí lo que, sabiamente había dicho el Triste: “tres meses son demasiados para que las benditas entradas se agotasen” y zas, se agotaron. Lo siento Chris, por la poca fe que te tenía y por haber confiado más en el Triste. Con razón me diste con el mazo, tomá acá tenés me dijiste.

Y como en toda historia, siempre debe haber un culpable, por eso se lo derivo todo al Triste, pues, quien le manda andar dando comentarios sobre conciertos de grupos al que ni siquiera escucha, por considerarlos “colgados”. Entonces debe afrontar con la culpa, la magnitud de las consecuencias que implican, para el universo, sus comentarios. Ser señalado por los dedos acusatorios de Lalita y el mío, durante todo el verano, no tiene comparación.

En realidad es mi universo el que realmente descoloca, con cada comentario, con cada consejo. Siempre lo escucho porque lo quiero, y sus consejos son acertados. Da lata reconocerlo, pero es bueno tener a alguien cercano que te haga meter la pata a veces, aunque una sea lo bastante tarada para hacerlo solita.

Pero que lindo que toda la culpa esta vez no la tenga yo, mas bien, la computadora que se encargo de almacenar todos los bichos raros y virus que circulan por el ciber espacio y el Triste no tuvo mas remedio que llevársela por dos semanas para arreglarme el dilema, y así poder comprar por internet las entradas.

Claro, que no iba a sospechar que esa sería, la causa para echarme a llorar cada vez que escuche, de ahora en más Fix You, que ironía no?. :(

Los viernes son sagrados!

Últimamente, “el triste” y yo, dejamos un poco de lado (yo más que él) los viernes de solter@s, para juntarnos a tomar algo, salir con amigos en común o ir a bailar a alguna que otra farra del trabajo o grupo al que frecuentamos.

Y de repente me surge una interrogante - Hemos perdido el sentido de la vida cuando dejamos de lado esos apoteósicos viernes de solter@s cuando estamos en pareja o seudo comprometidos, aun sin casarnos ni convivir?

Mi humilde pero sincera opinión podría resultar para muchas, osada y hasta “progre” para otras: pero, es NO! Indefectiblemente No es así, por tal motivo no hemos perdido el sentido de la vida, al menos no las románticas…

Fíjense lo que le contesté a una amiga en el Chat el otro día, cuando me preguntaba que si a mi hombre ya no le hacía problema el salir conmigo los viernes, cuando que hace algún tiempo atrás esos acontecimientos hubiesen sido más difíciles que un cura bailara desnudo sobre el capot de un automóvil en marcha, (como están las cosas hoy en día, lo difícil hubiese sido que consiga equilibrio).

En fin, le contesté que: “y no... últimamente ya no es problema. Pero eso no significa que haya renunciado a sus viernes, ni yo a los míos.... igualmente siguen siendo "sagrados", es más de eso se encarga mi amiga Lalita, quien esta siempre a mi costado cual diablito diciéndome “salgamos a cazar lindos gatitos!!!!”

Por eso, muy a pesar mío y de las infinidad de cosas que esta chica y yo tenemos en común debo decir que a veces pienso, que ya no estamos en la misma sintonía, porque ella anda todavía "en busca" y yo, ya no.

En contrapartida, eso hace que yo, inconcientemente siga “en busca”, lo cual “concientemente” no es verdad… pero en realidad lo que hago es disfrutar… en el buen sentido, porque el hecho de que esté “pre- comprometida” no significa que sea un vegetal…. Asumo que “el triste” pensaría igual de sí mismo, ya que de un buen tiempo a esta parte las minis ya no solo muestran las rodillas, si no como dice la canción de Arjona, dejan ver “un poco más”… cosa que me parece absolutamente “normal” y acertado para las “Chirris” que siguen “en busca del hueso perdido”…. Libro de Helio Vera, cuyo nombre no tiene la más mínima semejanza con lo que aquí se menciona.

Por eso, lo de mantener mis “viernes sagrados”, me mantienen en ritmo y sintonía social; y hacen de la relación menos monótona, lo cual, por lo que arriba se explica, no pierde el 100% de su condición de monógama.

De todas formas, sigo pensando que lo más importante es disfrutar de la vida,,, y más de las cosas que a una le gustan, porque sino, sería muy aburrida y absorbente con “el triste”

Claro, ese el tema... la neta neta, que si fuera por mi estaría con él todos los días, pero ya que el "independiente" en esta relación cree ser él, pues yo también lo soy.

Pero me gusta, así crecimos juntos en esto, y así me “fue educando”, porque quiérase o no, yo soy un espíritu libre, y a estas alturas eso si que no se lo atribuyo a nadie más que a mi emancipado corazón de mujer…

El nombre del Blog

Bueno en términos místicos, el día viernes para algunas religiones, tiene una connotación sagrada, especialmente en semana santa debido a que es el día en que se recuerda la pasión, crucifixión y muerte de Jesús. Pero el nombre de nuestra columna no tiene nada que ver con los viernes santos que la iglesia pregona con el silencio sacro que hemos aprendido a respetar los católicos desde nuestra niñez.

En contrapartida, hoy día esos viernes santos se utilizan para despejarse, relajarse y pasar en familia aprovechando el largo feriado, para aquellos que hayan optado por no acompañar el calendario litúrgico de su parroquia. Por el contrario, los más osados optan por un esparcimiento más de jolgorio, incluyendo bebidas espirituosas, paseos de turismo interno, bailes de todo tipo y aun más, en los escenarios más inhóspitos y ocurrentes como el capot de un automóvil.

Más allá de toda la discusión que los padres y la sociedad de la ciudad elegida para tales menesteres cuestionen; debemos mencionar que a esto tampoco se refiere nuestro blog.

No obstante, sin hacer analogía y directa al jolgorio de los viernes mencionados, se desprende que nuestros días en cuestión son simples manifestaciones telúricas de mujeres de veintitantos, que deciden abrirse al mundo explorando diversión. Sana y llana diversión. Pero además de buscar aventuras por doquier, de estas mujeres surgen ciertas interrogantes que quiérase o no son las frecuentes preguntas que todas nos hacemos en algún momento de nuestras vidas y que generalmente el contexto utilizado son esos viernes, nada más!.

Por ende, esta columna, blog diario, o como quieran llamarla no cuenta con las respuestas a la infinidad de preguntas que se hacen a diario las mujeres de veintitantos, y más en esos “viernes sagrados”.
Las chicas de veintitantos, más bien desean proyectar un poco, las manifestaciones que a esta edad, cuando una es considerada adulta para ciertas cosas, y “pendeja” para otras, se cuestionan.

Es por eso que me atrevo a invitarl@s y me animo a compartir con ustedes lo que hemos llamado “Los viernes son sagrados”, para debatir, discutir y criticar los temas que por indiferencia, falta de tiempo, tabú o todas las anteriores, son temas que no deberían faltar en esos largos divagues trascendentales que se pueden dar en un viernes cualquiera.