Accidental Birthday

No era viernes, pero ocurrió como si lo fuera. Reunía todos los requisitos: una salida nocturna, con Lalita de por medio, claro estaba también el Triste, y el ingrediente principal: las copas.

Primero llegamos al Pub XX Beer, nos acomodamos para lo que creía sería una noche cualquiera, de “tranqui” velada, celebrando el onomástico de un Innombrable (i) para luego retirarnos ordenadamente al hogar, ya que sería la última velada que pasaría en el depto. Que por varios años albergó mi persona.

En síntesis normal. Pero obvio, cómo yo me percataría de la normalidad si por solo plasmar mi credibilidad en el pepinillo vidente, la noche ya me estaba insinuando qué camino iría a tomar. Es lo que realmente me espera? Me pregunté por un instante…

“El pepinillo vidente” consistía en la graciosa lectura de un pepinillo, parte de las picadas que había pedido la mesa de compañeras de trabajo de Lalita, a quienes nos habíamos encontrado de casualidad en el XX Beer. Resultaba divertido ver como una de las chicas hacía uso de su imaginación para “leer el futuro” con tan solo observar el pepinillo (a mi me tocó una aceituna en realidad) para luego comérselo a fin de que la profecía finalmente se cumpliera. Por supuesto, no iba ser divertido sin un poco de fatalidad, un ingrediente importante para condimentar la “visión”.

A veces las personas que no conocemos inventan tanto, que se aproximan a la realidad. Allí yace el verdadero destino, en donde uno se conecta con lo que los otros piensan de uno y lo que uno cree que los otros piensan de uno. Solamente así uno se va conociendo a sí mismo.

Pasaba la noche, y con Lalita íbamos de mesa en mesa, una, donde estaba el pepinillo vidente, y la otra donde compartían platica el Triste y el agasajado "Innombrable", entre otros. Todo se mantenía en lo habitual, festejos, carcajadas por algún que otro comentario de un integrante de la mesa y las copas que iban y venían. Hasta que una manifestación anormal se presentó en nuestra ronda de risas, era Lia anunciando que el auto nuevo del agasajado, que había ganado en un sorteo de fin de año (nuevito de paquete) había sido chocado!!.

Oh_! No! Fuimos a ver, cual Batman y Rovin, Boys Scouts siempre listos a la defensa, “nos apersonamos” en el lugar de los hechos para atestiguar qué era lo que había sucedido!. Pero sucedió que el agasajado no se había dado cuenta de que estacionó muy cerca de otro vehículo de “mayor porte” que estaba detrás suyo, por lo que la dueña de este quiso responsabilizar a mi amigo de los “daños” causados, seguramente vaya a saber donde y cómo! Porque ni un solo rasguño tenía el auto nuevo de mi amigo y el otro auto se caía a pedasos! Vaya que si!

Como era de esperarse nosotros quisimos advertirle a nuestro amigo que la “víctima” quería embaucarlo, tratando de responsabilizarlo de unos “golpecitos” que ya su auto se había dado anteriormente. En eso, entra en acción el Triste, como queriendo defender los intereses de un amigo, que, antes de que apareciéramos, ya había arreglado la situación con la “chocada”, y advierte a ésta que en ningún momento el auto de mi amigo pudo haberle hecho semejante abolladura a su parachoque puesto que el de aquel no presentaba rasgo alguno de tal situación. Por lo que la “supuesta víctima” sale ofuscada de su vehículo que ya estaba en marcha y se acerca al Triste amenazándolo con el dedo índice en el rostro y advirtiéndole que él no era nadie para meterse en un asunto que no le correspondía, puesto que ella ya había “solucionado” todo con mi amigo. Era tal, la ira de la susodicha que solo me permitía ver el rostro contraído del Triste, que jamás podría imaginar, y me asusté.+

Cómo iba yo a permitir que una desahuciada ninguneara así a mi Triste? Entonces tomé valor y me metí en el medio y advertí que esta vez la loca se dirigía a mi sin respeto, ni advertía quien era. Enojada como una cabra porque no permitiría que alguien se metiera en sus asuntos. Que quién es él, que quién se cree---etc. etc...

Pues él es mi triste quise decirle! Y nadie se debería atrever a reaccionar así ante alguien que no se atrevería a matar una mosca,y mucho menos vos! Bueno no fueron esas mis palabras, más bien le dije, él está conmigo y si vos ya solucionaste tu problema con el dueño del auto, está todo bien, y traté de tranquilizarla, pero apareció Lalita en escena, como queriendo apaciguar la cosa y la encendió aun más culpando a la susodicha de que su vehículo ya presentaba abolladuras imposibles de culpar al auto nuevo de mi amigo. Y comenzó el vocifero infernal, hasta que por fin la “supuesta victima en cuestión” emprendió la marcha y se fue. Nos quedamos todos atónitos ante la insolencia y desfachatez con que quería “enchufar” a mi amigo la responsabilidad de haberla chocado. Pero estamos todos locos, o el alcohol nos da esa alucinación de que todo el mundo es culpable menos uno?

En fin, yo solo quise defender a mis amigos, y también Triste quiso defender a su amigo, pero; amigos: la defensa no radica en la agresión, sino en el juicio….



(i) Nombre de grupo de personas amigas, afines a los cuentos, películas, libros que se reúnen esporádicamente a debatir (y a comer) sobre temas diversos.